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Esta obra es de Joseph Chuñe Rios bajo licencia de Creative Commons.

lunes, 1 de abril de 2013

Hacia tu encuentro

Te encontrare siempre me pregunto. La respuesta la medito un tiempo antes de darme cuenta que siempre lo he hecho. Te encontrado siempre pues he atravesado los abismos de la eternidad donde el cuerpo mortal que poseemos se desintegra pero que no puede con la infinidad del alma. No dudaría encontrarte una vez mas pues estoy seguro que tu también andas en mi búsqueda. No sera fácil hacerlo ya que el tiempo mas de una vez nos a separado.

Estoy seguro que te encontrare como en esa ocasión te halle buscando el agua en el desierto mas recóndito y me ofrecí a ayudarte a buscarla, tal vez sucederá lo contrario tu me encuentres a mi, justo como esa ocasión cuando me hallaste tiritando de frió en los picos orientales mas altos del mundo nos miramos con tanta sinceridad a los ojos que nunca nos volvimos a separar. Quizás atenderás mis heridas y de ahí no te quitare la mirada ni el corazón de encima como esa vez que estuve enrolado para esa gran guerra en la que casi todo el mundo lucho.

No estoy seguro de donde encontrarte pero ando en una apacible búsqueda sin desesperar. Quizá te encuentre una tarde en la que ya halla perdido la esperanza de encontrarte y al mirarte el rostro te reconocere como esas noches en las que te reconocí en la selva mas inhóspita donde los animales salvajes eran testigos de las veces que te ame con delirio. Se que reconocerte sera mas fácil de lo que he creído en todo este tiempo pero ir a tu encuentro sin saberlo es comparar mi espera como aquella espera que vive el hombre de campo que intenta no sucumbir mientras no llega la lluvia.

Tal vez no te reconozca mirándote a los ojos, pero te conoceré con el roce de tus manos que harán vibran hasta mi ultimo átomo. Así como aquella ocasión donde eramos parte de dos mundos diferentes, tan diferentes que al hablarte no se me permitia mirarte a la cara y te encontré cuando tu me tomaste de la mano causando el efecto ya descrito. Esa época de tanta diferencia social donde eras tu aristócrata y yo el plebeyo de la historia.

De repente no me reconozcas tu ni a primera vista ni al primer contacto de tu piel con la mía. Pero haré que te acuerdes de nuestra eterna historia de amor al hablarte al oído susurrandote lo hermosa que eres haciendo que todos tus sentidos se estremezcan. Si, así como aquel tiempo en el que yo viajaba por todo el mundo en tu búsqueda y no encontré, al regresar a mi casa después de tanto viaje te reconocí  al mirarte sentada en la mesa de mi sala, al mirarte en tus ojos no se encendio ninguna llama, pero al susurrarte lo hermosa que estabas al oído tus ojos se transformaron en esos ojos que tanto he amado y volvería amar pues estamos destinados a vivir juntos otra vez.


Tengo que decirte algo... El tiempo nos a separado una y otra vez a lo largo de historia de toda la humanidad pero siempre nos hemos vuelto a encontrar para escribir una historia de amor infinita dentro de la finitud de nuestros cuerpos mortales.