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Esta obra es de Joseph Chuñe Rios bajo licencia de Creative Commons.

lunes, 25 de marzo de 2013

Querida Amante.

Querida amante le escribo esta carta a usted por que se que la leerá. No importa que ya no nos veamos como antes pues la pasión que nuestros cuerpos emanaba como volcán desde lo mas profundo de las entrañas de la tierra ha quedado reducidas a meras cenizas después de una gran erupción, esparcidas por el recuerdo de nuestros cuerpos en la cama.

Sabes que lo nuestro no fueron meros encuentros furtivos a los cuales se entregan dos adolescentes que no tienen experiencia previa en cuestiones del amor, por el contrario en todas esas tardes en las que usted era parte mía, pude descubrir ese fuego en la mirada que poseía pero esas tardes tan pecadoras como calientes la supe tranquilizar y hacerla tan mía como la noche hacen suyas a las estrellas y a la misma luna.

A pesar de saber que lo que hacíamos estaba prohibido nos dejamos arrastrar por la lujuria de haber dejado un amor inconcluso, un amor que en su momento no se vivió y que luego al encontrarnos nuevamente basto una mirada insinuadora para atreverme a mirarla a los ojos sin medir las consecuencias de los actos que vendrían después. Sin importar que su marido halla estado a escasos metros del mismo lugar en donde la invite a bailar y mientras conversamos le dije tenemos que terminar lo que en su momento se inicio pero terminarlo bien.

Las tardes de salidas no se hicieron esperar, tu con el miedo que nos encuentre con quien te habías unido y yo con la total sinvergüencería que me caracteriza llegando ahí, al lugar donde nos encontramos por cerca de dos meses completos. Pues mientras trabajaba quien creía que eras suya todo el día yo te hacia mía todas las tardes con la misma vehemencia con la que el mar choca contra las rocas.

Pero déjeme decirle que esos tiempos han pasado, que la tranquilidad y la confusión de ese tiempo se han disipado, que a pesar que mi lado animal ansia con tantas ganas verla nuevamente desnuda en esa cama que fue tan nuestra y repetir todo otra vez, mi lado humano me repite que esa historia ya paso, que lo que vivimos no paso por que si, si no que paso por que lo decimos así. Las cosas que hicimos quedaran en mi mente y alguna que otra vez las traeré hacia mi conciencia, pero solo para recordar que alguna vez fui el amante.

Tengo que decirle algo... Las cosas que hicimos las hicimos pero no las repetiremos.