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Esta obra es de Joseph Chuñe Rios bajo licencia de Creative Commons.

martes, 12 de julio de 2011

Arbolito del Pensamiento

Hace algún tiempo volví a recordar esas tardes al final de clases en donde me encontraba sentado en el arbolito del pensamiento. Ese arbolito donde me sentía tan tranquilo y donde las cosas volaban al sonido de campanadas acompañadas de pitidos de silbatos. Recordé la vez primera en que converse con alguien de forma sincera y abierta
dandome cuenta que no todas las personas que en ese momento me rodeaban eran cerradas hipócritas o plásticas como diría Ruben Blades.

El arbolito del pensamiento era el lugar donde menos sombra existía, era uno de los lugares donde casi nadie se sentaba, ahí solitario y lejano, podías observar cada extremo del colegio, ambos kioskos, ambos baños, la entrada del coliseo, la cancha de fútbol y las de basket. Podías buscar a las personas que se desaparecieron en la multitud del recreo. Pero nadie se había dado cuenta, de ese lugar en donde las tardes parecía que se juntaban las corrientes de aire y se sentía una frescura inmediata.

En ese mismo arbolito del pensamiento donde me pregunte tantas inquietudes a mi mismo y donde por primera vez me ensimisme, tratando de dar respuesta a las preguntas que en ese momento eran fundamentales para mi. Fui ahi donde vi pasar a tantas personas que tal vez en ese momento ni siquiera se percataron que las observe diciendome a mi mismo ¿que les pasara por la mente? o quizas opinando mentalmentesobre las piernas de alguna adolescente de ese tiempo.


Como no recordar el Arbolito del pensamiento si desde que salí del colegio y deje de verlo trate de reemplazarlo, con tantas cosas o lugares la mesita del pensamiento, la banquita del pensamiento o el parquecito del pensamiento. Ninguno lleno el vació del original, el cual sigue siendo el lugar de solitaria complicidad donde la imaginacion se hacia una con la realidad. Como olvidarme de ese lugar en donde por vez primera imagine los planes para hacer bromas o simplemente donde estudiaba o armaba la copia.


Fue ahí, al arbolito del pensamiento, donde regrese cuando salí del colegio y mis visitas esporádicas las realizaba con la escusa del grupo folklorico. Si el mismo lugar en donde me llene de nostalgia al ver que había pasado ya un tiempo desde la fiesta de gala de quinto y la de promocion. Cuantas cosas deje ahí al lado del arbolito tratando de que en su complice silencio me diga algo.

Tengo que decirte algo... Arbolito del pensamiento no sabes cuanto extraño la complicidad de tu silencio y el consejo de tu suave vibrar.